Los trabajadores de Fargo acaban de obtener una impresionante victoria sobre la patronal y la represión. Luego de varios días de lucha y movilizaciones, lograron imponer todo un pliego de reivindicaciones: la libertad de los trabajadores presos, la reincorporación de los despedidos, el reconocimiento de hecho del cuerpo de representantes, el compromiso patronal de no realizar sanciones, el pago de los días de huelga. Crónica de una lucha excepcional.
A las dos de la madrugada del 25 de mayo, más de un centenar de policías y miembros de la Guardia de Infantería bonaerense irrumpió violentamente en la fábrica Fargo (Moreno) para desalojar a los trabajadores que realizaban un paro con permanencia en los lugares de trabajo.
El paro había sido precipitado por el despido de tres trabajadores, en un intento de cortar el proceso de recuperación sindical de esta fábrica de 250 obreros.
Los delegados existentes aceptaban que los obreros de Fargo Moreno ganaran bastante menos que los de otras plantas de la misma empresa en el Gran Buenos Aires: un salario de bolsillo de 900 pesos; en otras plantas, el básico es superior y los trabajadores reciben tickets y premios (que aumentan en un 50% sus ingresos).
El derecho a reclamar y a organizarse
Cerca de un centenar de obreros se reunieron hace dos semanas, un domingo por la mañana, en una asamblea fuera de la fábrica. Los delegados burocráticos ni siquiera concurrieron.
A los pocos días, la patronal ordenó los despidos.
El jueves 24, con un bloqueo en puerta de fábrica, se lanzó el paro en el turno tarde. El turno noche adhirió macizamente. Los delegados huyeron.
El Polo Obrero de Moreno concurrió a apoyar la lucha.
A la madrugada, cuando gran parte de los trabajadores y vecinos del piquete exterior se habían retirado, los trabajadores fueron desalojados violentamente de la fábrica. Los compañeros Gabriel Morales y Julio Gudiño fueron golpeados y detenidos. El desalojo se hizo sin mostrar orden judicial (pues no existía).
El campamento
Se instaló entonces un campamento obrero con piquetes y olla popular en la puerta de la fábrica. Los compañeros del Polo Obrero dieron todo su apoyo. La burocracia sindical del STIA hizo causa común con la patronal y la Policía.
La dirección de la resistencia estuvo en manos del Cuerpo de Representantes electo el día anterior antes del desalojo (uno de ellos, estaba preso).
Bloqueado el ingreso de camiones a la planta, la patronal decidió cerrarla hasta el martes 29.
Día y noche, decenas de trabajadores, piqueteros del Polo, delegaciones sindicales y políticas de la zona hicieron el aguante. El PO de la zona Oeste repartió un volante sobre la zona de Cuartel V (donde está Fargo y viven muchos de sus trabajadores); allí los trabajadores recibieron grandes muestras de solidaridad.
La lucha por la libertad de los presos
El sábado se realizó una movilización a la Fiscalía de Moreno. Los compañeros detenidos estaban acusados de “intento de extorsión y privación ilegítima de la libertad”. El fiscal rechazó su excarcelación. Los acusó de “pulsión a la huelga”. Un verdadero troglodita reaccionario.
Triunfo
El lunes, una presentación de los abogados de Apel en el Tribunal de Garantías Nº 1 de Mercedes, apoyada por una movilización del Polo Obrero de esa ciudad, logró que los compañeros fueran liberados.
Una masiva asamblea, bajo el frío de la noche del domingo, ratificó la huelga y la realización de un acto en la puerta de fábrica para el día siguiente.
Antes de iniciarse el acto, una delegación del Ministerio de Trabajo (San Miguel), y luego de una gestión con la patronal, anunció que la empresa estaba dispuesta a reincorporar a los tres despedidos.
El compañero Gudiño se vino directamente desde la celda al piquete. Entró con el resto de los representantes electos a la negociación con la patronal.
La libertad de los presos, la reincorporación de los despedidos, el reconocimiento de hecho del cuerpo de representantes, el compromiso patronal de no tomar sanciones, el pago de los días de huelga, expresan el triunfo de los obreros de Fargo y de la movilización solidaria de los piqueteros del Polo y organizaciones de la zona.
Ahora se abre la negociación sobre la equiparación salarial (pago de premios, tickets, comedor, remise para el turno noche, etc.). La asamblea votó un salario mínimo igual a la canasta familiar.
Un reclamo central es la destitución de los delegados vendidos y la elección de los que estuvieron a la cabeza de la lucha obrera.
A las dos de la madrugada del 25 de mayo, más de un centenar de policías y miembros de la Guardia de Infantería bonaerense irrumpió violentamente en la fábrica Fargo (Moreno) para desalojar a los trabajadores que realizaban un paro con permanencia en los lugares de trabajo.
El paro había sido precipitado por el despido de tres trabajadores, en un intento de cortar el proceso de recuperación sindical de esta fábrica de 250 obreros.
Los delegados existentes aceptaban que los obreros de Fargo Moreno ganaran bastante menos que los de otras plantas de la misma empresa en el Gran Buenos Aires: un salario de bolsillo de 900 pesos; en otras plantas, el básico es superior y los trabajadores reciben tickets y premios (que aumentan en un 50% sus ingresos).
El derecho a reclamar y a organizarse
Cerca de un centenar de obreros se reunieron hace dos semanas, un domingo por la mañana, en una asamblea fuera de la fábrica. Los delegados burocráticos ni siquiera concurrieron.
A los pocos días, la patronal ordenó los despidos.
El jueves 24, con un bloqueo en puerta de fábrica, se lanzó el paro en el turno tarde. El turno noche adhirió macizamente. Los delegados huyeron.
El Polo Obrero de Moreno concurrió a apoyar la lucha.
A la madrugada, cuando gran parte de los trabajadores y vecinos del piquete exterior se habían retirado, los trabajadores fueron desalojados violentamente de la fábrica. Los compañeros Gabriel Morales y Julio Gudiño fueron golpeados y detenidos. El desalojo se hizo sin mostrar orden judicial (pues no existía).
El campamento
Se instaló entonces un campamento obrero con piquetes y olla popular en la puerta de la fábrica. Los compañeros del Polo Obrero dieron todo su apoyo. La burocracia sindical del STIA hizo causa común con la patronal y la Policía.
La dirección de la resistencia estuvo en manos del Cuerpo de Representantes electo el día anterior antes del desalojo (uno de ellos, estaba preso).
Bloqueado el ingreso de camiones a la planta, la patronal decidió cerrarla hasta el martes 29.
Día y noche, decenas de trabajadores, piqueteros del Polo, delegaciones sindicales y políticas de la zona hicieron el aguante. El PO de la zona Oeste repartió un volante sobre la zona de Cuartel V (donde está Fargo y viven muchos de sus trabajadores); allí los trabajadores recibieron grandes muestras de solidaridad.
La lucha por la libertad de los presos
El sábado se realizó una movilización a la Fiscalía de Moreno. Los compañeros detenidos estaban acusados de “intento de extorsión y privación ilegítima de la libertad”. El fiscal rechazó su excarcelación. Los acusó de “pulsión a la huelga”. Un verdadero troglodita reaccionario.
Triunfo
El lunes, una presentación de los abogados de Apel en el Tribunal de Garantías Nº 1 de Mercedes, apoyada por una movilización del Polo Obrero de esa ciudad, logró que los compañeros fueran liberados.
Una masiva asamblea, bajo el frío de la noche del domingo, ratificó la huelga y la realización de un acto en la puerta de fábrica para el día siguiente.
Antes de iniciarse el acto, una delegación del Ministerio de Trabajo (San Miguel), y luego de una gestión con la patronal, anunció que la empresa estaba dispuesta a reincorporar a los tres despedidos.
El compañero Gudiño se vino directamente desde la celda al piquete. Entró con el resto de los representantes electos a la negociación con la patronal.
La libertad de los presos, la reincorporación de los despedidos, el reconocimiento de hecho del cuerpo de representantes, el compromiso patronal de no tomar sanciones, el pago de los días de huelga, expresan el triunfo de los obreros de Fargo y de la movilización solidaria de los piqueteros del Polo y organizaciones de la zona.
Ahora se abre la negociación sobre la equiparación salarial (pago de premios, tickets, comedor, remise para el turno noche, etc.). La asamblea votó un salario mínimo igual a la canasta familiar.
Un reclamo central es la destitución de los delegados vendidos y la elección de los que estuvieron a la cabeza de la lucha obrera.