La política argentina se ha convertido en un ridículo sube y baja. Asistimos a una riña de expectativas decrecientes: los "presidentes" se ‘bajan' a intendentes y obligan a los intendentes a ‘bajarse' a concejales.
Los candidatos sueltos a gobernadores andan a la caza de candidatos a Presidente para colgarse, mientras estos últimos se afanan en crear colectoras que apuntalen sus apetitos.
Hay olor, a la vez, a podrido y a naftalina: los mercaderes del voto se libran a su vergonzoso oficio porque tienen su posición social asegurada, o mejor porque no vacilan en utilizar cualquier medio para asegurarla.
Pero no es esta la realidad de los trabajadores.
La exhortación de la Rosada a no ‘torpedear el proyecto con conflictos' les entra por un oído y les sale por el otro.
Las burocracias se afanan por contenerlos.
Pero desde los maestros de Santa Cruz que bloquean los yacimientos (emulando a los victoriosos petroleros), hasta los metalúrgicos, los bancarios, los teléfonicos, los campesinos expulsados de sus tierras y los habitantes de sus casas; el pueblo necesitado opone su propia lucha a la farsa de los ‘políticos'.
El Frente de Izquierda está del lado del pueblo explotado; en ese terreno de lucha y con los mismos métodos enfrenta a las colectoras electorales de las patronales, para reunir al pueblo que lucha en un solo bloque que pelee por sus reivindicaciones.
82% móvil para los jubilados; abajo la precarización laboral y la tercerización; salario mínimo igual al costo de 5.000 pesos de la canasta familiar.
Los candidatos sueltos a gobernadores andan a la caza de candidatos a Presidente para colgarse, mientras estos últimos se afanan en crear colectoras que apuntalen sus apetitos.
Hay olor, a la vez, a podrido y a naftalina: los mercaderes del voto se libran a su vergonzoso oficio porque tienen su posición social asegurada, o mejor porque no vacilan en utilizar cualquier medio para asegurarla.
Pero no es esta la realidad de los trabajadores.
La exhortación de la Rosada a no ‘torpedear el proyecto con conflictos' les entra por un oído y les sale por el otro.
Las burocracias se afanan por contenerlos.
Pero desde los maestros de Santa Cruz que bloquean los yacimientos (emulando a los victoriosos petroleros), hasta los metalúrgicos, los bancarios, los teléfonicos, los campesinos expulsados de sus tierras y los habitantes de sus casas; el pueblo necesitado opone su propia lucha a la farsa de los ‘políticos'.
El Frente de Izquierda está del lado del pueblo explotado; en ese terreno de lucha y con los mismos métodos enfrenta a las colectoras electorales de las patronales, para reunir al pueblo que lucha en un solo bloque que pelee por sus reivindicaciones.
82% móvil para los jubilados; abajo la precarización laboral y la tercerización; salario mínimo igual al costo de 5.000 pesos de la canasta familiar.
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