El 5 de mayo, la clase obrera mundial ha ingresado con fuerza en la crisis desatada por la bancarrota capitalista internacional a través de los trabajadores de Grecia.
Para que la crisis la paguen los capitalistas.
Para reorganizar a la sociedad sobre nuevas bases: el gobierno de los trabajadores y el socialismo internacional.
La crisis mundial ha llegado, entonces, a partir de esta intervención de las masas, en forma definitiva, a otra etapa.
Hace un par de días, hubieron gigantescas movilizaciones populares en Estados Unidos contra la legislación racial –ella misma dictada para que la crisis capitalista recaiga sobre las espaldas de los trabajadores.
Los hechos hablan por sí mismos: mientras prospera el desorden y la división en la clase capitalista y sus gobiernos, los obreros comienzan a organizar sus filas y a movilizar sus tropas – a pesar de los obstáculos de la burocracia sindical y de los partidos reformistas y mediadores de los diferentes países.
Mientras los buitres del capital especulan a favor de la bancarrota económica, a la quiebra de los Estados y al hundimiento de los competidores, las masas explotadas levantan su puño al grito de "No pasarán".
"No pasarán" los capitalistas, que exigen reducir sueldos, liquidar jubilaciones y gastos sociales, aumentar en forma sideral los impuestos al consumo y poner la economía bajo la supervisión del FMI y de los bancos.
Se trata de un giro histórico, de una recuperación de la subjetividad proletaria bajo la presión implacable del derrumbe capitalista.
La misma que animó a los piquetes del Argentinazo y que anima hoy a los obreros de Arcor, a los obreros del subte, a los docentes de Neuquén, a infinidad de fábricas metalúrgicas y automotrices, a los estudiantes y a la juventud.
La Presidenta tomó nota de este cambio y decidió curarse en salud: ‘si aplicamos los planes del FMI – vino a decir– nos espera otro levantamiento popular'.
Pero no es un problema de 'planes': estamos ante una bancarrota capitalista tanto en Argentina como en Grecia; con los Kirchner como con los Papandreu, la crisis capitalista la están pagando los trabajadores.
¡Es el FMI el que ha exigido el canje de deuda y el arreglo con el Club de París que están llevando adelante los Kirchner!
Los K son los mejores alumnos en cuestión de pagar la deuda externa usuraria, como se les exige a los que gobiernan Grecia.
A los timoratos y conservadores de la izquierda, que consideran a la crisis mundial como un episodio sin alcances políticos, la nueva etapa de la bancarrota capitalista los deja en un ridículo completo; como lo dijimos siempre, sus consecuencias políticas y revolucionarias son inevitables.
En 2001, nos consta, el Argentinazo sacudió como una descarga eléctrica a los trabajadores de Grecia, con los que confraternizamos y discutimos.
Hoy, nos electrizamos con el combate de ellos, en esta etapa nueva y decisiva del colapso capitalista.
Para que la crisis la paguen los capitalistas.
Para reorganizar a la sociedad sobre nuevas bases: el gobierno de los trabajadores y el socialismo internacional.
La crisis mundial ha llegado, entonces, a partir de esta intervención de las masas, en forma definitiva, a otra etapa.
Hace un par de días, hubieron gigantescas movilizaciones populares en Estados Unidos contra la legislación racial –ella misma dictada para que la crisis capitalista recaiga sobre las espaldas de los trabajadores.
Los hechos hablan por sí mismos: mientras prospera el desorden y la división en la clase capitalista y sus gobiernos, los obreros comienzan a organizar sus filas y a movilizar sus tropas – a pesar de los obstáculos de la burocracia sindical y de los partidos reformistas y mediadores de los diferentes países.
Mientras los buitres del capital especulan a favor de la bancarrota económica, a la quiebra de los Estados y al hundimiento de los competidores, las masas explotadas levantan su puño al grito de "No pasarán".
"No pasarán" los capitalistas, que exigen reducir sueldos, liquidar jubilaciones y gastos sociales, aumentar en forma sideral los impuestos al consumo y poner la economía bajo la supervisión del FMI y de los bancos.
Se trata de un giro histórico, de una recuperación de la subjetividad proletaria bajo la presión implacable del derrumbe capitalista.
La misma que animó a los piquetes del Argentinazo y que anima hoy a los obreros de Arcor, a los obreros del subte, a los docentes de Neuquén, a infinidad de fábricas metalúrgicas y automotrices, a los estudiantes y a la juventud.
La Presidenta tomó nota de este cambio y decidió curarse en salud: ‘si aplicamos los planes del FMI – vino a decir– nos espera otro levantamiento popular'.
Pero no es un problema de 'planes': estamos ante una bancarrota capitalista tanto en Argentina como en Grecia; con los Kirchner como con los Papandreu, la crisis capitalista la están pagando los trabajadores.
¡Es el FMI el que ha exigido el canje de deuda y el arreglo con el Club de París que están llevando adelante los Kirchner!
Los K son los mejores alumnos en cuestión de pagar la deuda externa usuraria, como se les exige a los que gobiernan Grecia.
A los timoratos y conservadores de la izquierda, que consideran a la crisis mundial como un episodio sin alcances políticos, la nueva etapa de la bancarrota capitalista los deja en un ridículo completo; como lo dijimos siempre, sus consecuencias políticas y revolucionarias son inevitables.
En 2001, nos consta, el Argentinazo sacudió como una descarga eléctrica a los trabajadores de Grecia, con los que confraternizamos y discutimos.
Hoy, nos electrizamos con el combate de ellos, en esta etapa nueva y decisiva del colapso capitalista.
2 comentarios:
aguanten los proletarios griegos, todos los proletarios del mundo unidos lograremos la revolucion!!!!!!
fuera el capitalismo salvaje!!!!
Gracia Mariano por tu comentario.
Publicar un comentario