El Sindicato de Camioneros firmó una de las peores paritarias del movimiento obrero: 13% de aumento en julio, 6% en noviembre y otro 6% en marzo del año que viene. El “estiramiento” de las cuotas es peor que el que firmaron la UOM, gráficos o plásticos, donde ahora se propaga el debate en favor de la reapertura de las paritarias. Incluso es peor que el de Luz y Fuerza, que ya ha reclamado formalmente la reapertura de paritarias. El aumento del convenio camionero anualizado es de apenas un 19,93% –también inferior a bancarios, que obtuvo 23,5% desde el 1º de enero.
El convenio es malo por donde se lo mire porque hasta ahora un chofer de primera categoría tiene un básico de 2.139 pesos. A eso se suman adicionales por día trabajado y kilómetros recorridos (que hay que hacerlos para cobrar), y viáticos y comida que se gastan integralmente en la ruta. Otras ramas tienen salarios inferiores, como recolectores, con un básico de 1.984; o clearing, de 2.084, y adicionales negreros por piezas distribuidas. El 1% por año de antigüedad de camioneros está lejos del 2% por año reclamado en los gremios avanzados del movimiento obrero, como reiteradamente lo ha planteado el subte.
Se trata de un fracaso anunciado, porque fue el único caso de la historia del movimiento obrero donde un sindicalista empieza planteando menos de lo que quiere –recordemos a “Pablito” diciendo que pedían el 20% para presentar luego una nota reclamando el 31%.
En cualquier caso, Moyano ha entregado su propio convenio para frenar el proceso de luchas que impuso el 35% en alimentación a partir de la gran huelga cordobesa y llegó hasta el 49% en el gremio de las curtiembres, el 37% entre los azucareros y otro tanto en aceiteros.
Que se trata de una política del moyanismo, lo refleja la firma del SAT de trabajadores de la televisión por un importe similar. Ambos gremios fimaron sin lucha, sin proceso de debate entre las bases, sin llevar a discusión las propuestas patronales y las contraorfertas de los trabajadores.
Es un balde de agua que pretende enfriar el gran paro de 48 horas que se resolvió en telefónicos por el 35%. La paritaria portuaria que reclama el 35% con paros y movilizaciones.
Tiende a detener el debate instalado en los gremios estatales, que serían la mayor tormenta para el gobierno kirchnerista, porque allí se ha centrado el ajuste del gasto público contra los salarios para afrontar el usurario canje de deuda externa.
Es un salvavidas para Yasky, apretado por el completo desfasaje de los salarios docentes, cuando debe enfrentar la elección de Ctera. Lo mismo para Fernández de la UTA o Pedraza de ferroviarios, que enfrentarán en agosto la reapertura de la discusión, cuando hasta aquí perciben un importe en negro del 20% del salario.
Como dijimos en Prensa Obrera, los camioneros tienen que reclamar y hacer asambleas en sus lugares de trabajo, en todos los depósitos de logística, porque Moyano los encuadró con la expectativa de un salario superior que hoy se cae y se caerá sistemáticamente hasta julio del año que viene. Está planteada más que nunca la construcción de una agrupación clasista en el gremio.
No hay que seguir a Moyano en la UTA, tampoco en petroleros, menos que menos en el neumático. Hay que animarse en todo el movimiento obrero, porque Moyano otrora marcaba los topes de toda la clase obrera y “robaba” algo más para su gremio. Hoy ha sido desnudado por las huelgas obreras. Moyano resta y atrasa.
El convenio es malo por donde se lo mire porque hasta ahora un chofer de primera categoría tiene un básico de 2.139 pesos. A eso se suman adicionales por día trabajado y kilómetros recorridos (que hay que hacerlos para cobrar), y viáticos y comida que se gastan integralmente en la ruta. Otras ramas tienen salarios inferiores, como recolectores, con un básico de 1.984; o clearing, de 2.084, y adicionales negreros por piezas distribuidas. El 1% por año de antigüedad de camioneros está lejos del 2% por año reclamado en los gremios avanzados del movimiento obrero, como reiteradamente lo ha planteado el subte.
Se trata de un fracaso anunciado, porque fue el único caso de la historia del movimiento obrero donde un sindicalista empieza planteando menos de lo que quiere –recordemos a “Pablito” diciendo que pedían el 20% para presentar luego una nota reclamando el 31%.
En cualquier caso, Moyano ha entregado su propio convenio para frenar el proceso de luchas que impuso el 35% en alimentación a partir de la gran huelga cordobesa y llegó hasta el 49% en el gremio de las curtiembres, el 37% entre los azucareros y otro tanto en aceiteros.
Que se trata de una política del moyanismo, lo refleja la firma del SAT de trabajadores de la televisión por un importe similar. Ambos gremios fimaron sin lucha, sin proceso de debate entre las bases, sin llevar a discusión las propuestas patronales y las contraorfertas de los trabajadores.
Es un balde de agua que pretende enfriar el gran paro de 48 horas que se resolvió en telefónicos por el 35%. La paritaria portuaria que reclama el 35% con paros y movilizaciones.
Tiende a detener el debate instalado en los gremios estatales, que serían la mayor tormenta para el gobierno kirchnerista, porque allí se ha centrado el ajuste del gasto público contra los salarios para afrontar el usurario canje de deuda externa.
Es un salvavidas para Yasky, apretado por el completo desfasaje de los salarios docentes, cuando debe enfrentar la elección de Ctera. Lo mismo para Fernández de la UTA o Pedraza de ferroviarios, que enfrentarán en agosto la reapertura de la discusión, cuando hasta aquí perciben un importe en negro del 20% del salario.
Como dijimos en Prensa Obrera, los camioneros tienen que reclamar y hacer asambleas en sus lugares de trabajo, en todos los depósitos de logística, porque Moyano los encuadró con la expectativa de un salario superior que hoy se cae y se caerá sistemáticamente hasta julio del año que viene. Está planteada más que nunca la construcción de una agrupación clasista en el gremio.
No hay que seguir a Moyano en la UTA, tampoco en petroleros, menos que menos en el neumático. Hay que animarse en todo el movimiento obrero, porque Moyano otrora marcaba los topes de toda la clase obrera y “robaba” algo más para su gremio. Hoy ha sido desnudado por las huelgas obreras. Moyano resta y atrasa.
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