Defendimos nuestros votos y bancas
El 57% que obtuvo el pacto de Urtubey y los intendentes estaba descontado. Olmedo llegó al 25% y Wayar, quien había perdido la elección de 2007 con Urtubey por una diferencia de menos del 1%, ahora sólo llegó al 8% con el apoyo de Moyano. Siguió el Partido Obrero, en el cuarto lugar con el 2,5% -que se eleva al 4% en la capital- en la boleta a gobernador. En la del municipio subimos al 6% y sumamos otro concejal. Proyecto Sur (con el MST y Libres del Sur), la UCR y el ARI coparon la cola.
Los porcentajes del oficialismo crecen en las barriadas más humildes y bajan en los barrios de trabajadores asalariados y de la clase media. Los intendentes y sus colectoras, con infinitas redes de punteros, impusieron un voto clientelar. Urtubey, para gobernador, movió siete listas colectoras, las que de otro modo hubieran ‘jugado' en contra. Este aspecto del fraude ha sido descuidado por la totalidad de los medios de comunicación.
Las siete colectoras de Urtubey iban desde el PRS y sectores de la UCR, hasta el PJ oficial. El PRS fue gobierno varias veces y la oposición oficial al PJ; ahora sus deshechos se agarran de lo que cuelgue. Las colectoras para los cargos a intendente cerraron filas con el oficialismo. El PJ oficial que preside Urtubey sólo alcanzó el 20% de los votos a Diputados en la capital. La mitad de las colectoras oficialistas se quedó sin representación alguna en la legislatura. La autoridad de Urtubey no ha podido reemplazar con una base política propia al aparato del ex gobernador Romero.
La votación de Olmedo contó con tres grandes colectoras con origen en el romerismo residual y fracciones del PRS. Olmedo "colectó" votos, ya que no tiene partido; es un fraude político alinearlo con el PRO. Ni Macri sabe todavía si mantendrá la candidatura a presidente.
Urtubey se adjudicó el triunfo por méritos propios: "no se ha elegido un delegado de Cristina sino un gobernador... pero la vamos a apoyar si decide ser candidata". Al mismo tiempo, atacó a Moyano y afirmó que "le hace daño al gobierno y al propio sindicalismo". Blanco sobre negro, Urtubey condiciona su apoyo a la camarilla presidencial a cómo se lo coloque en la disputa por la sucesión presidencial de 2015.
La defensa de las bancadas del PO
En 2007, Urtubey llegó a la gobernación al cambiar su camiseta romerista por la del kirchnerismo; pasó de clerical-conservador a clerical-progre. Con esta carta peleó el voto opositor a Romero y cooptó a los arribistas de Libres del Sur. Urtubey agotó el progresismo, pero mantuvo el control de la situación -a pesar de la desnutrición infantil, el desalojo de aborígenes, las protestas por la falta de viviendas y el descontento de los docentes. Las elecciones demostraron que la superación de Urtubey va a un ritmo más lento.
Nuestro partido conquistó dos bancas en el Concejo Deliberante de la capital con el 6%, con Gabriela Cerrano, que renovó el mandato, y la incorporación de Arturo Borelli, ex presidente del Centro de Estudiantes de Humanidades de la Unsa. Además, conquistamos una banca en Colonia Santa Rosa, con el 8% de los votos, que ocupará el compañero Enrique Gay, trabajador municipal y dirigente de la lucha por la vivienda (ver nota). La representación se completa con el mandato de Claudio Del Pla en la Legislatura provincial hasta 2013.
En Mosconi no pudimos renovar la banca en el Concejo, como era la expectativa durante la campaña.
En capital hubo un fuerte corte de boletas a favor de nuestros concejales, que en ciertas zonas -en especial donde hubo voto electrónico- duplicó los votos a gobernador. Un importante sector de la población se empeñó, contra la corriente, en defender las bancas municipales del PO. Nuestra votación es considerablemente mayor en las barriadas de trabajadores asalariados y empleados públicos, y desciende en los barrios más pobres. Nuestra campaña se concentró en las barriadas y en las escuelas, hospitales y edificios municipales, que nuestros candidatos visitaron sistemáticamente.
Proyecto Sur se quedó sin los concejales y diputados de Patria Libre, que habían conseguido con el ropaje de kirchneristas. La votación que recogieron estos legisladores ha sido inferior a la que obtuvo su lista a gobernador -un raro voto de repudio al pasado del agrupamiento y una confianza módica en el futuro. Pino Solanas ni se animó a venir (tal vez como preludio a su posible renuncia a la candidatura presidencial). De este frente participaron también el MST, el PS y los sectores degennaristas que dirigen la CTA. El frente obtiene menos de la mitad de los votos que consiguió en la elección anterior cada uno de los partidos por separado; es decir que esta cooperativa electoral sin principios restó. Se trata de un nuevo fracaso del centroizquierda para desplazar al PO del lugar que ocupa en la provincia.
El propósito de reflotar a la UCR fracasó en toda la línea: quedó sexta a nivel provincial y se quedó sin bancas en la ciudad de Salta. El ARI quedó aún más atrás. Alfonsín y Carrió vinieron a respaldar a sus pollos locales sin éxito.
Los desafíos de la nueva etapa
Los desprevenidos imaginan que el triunfo de Urtubey clausura por toda una etapa las posibilidades de desarrollo de la izquierda revolucionaria, pero no tienen en cuenta que es un traje confeccionado con retazos -un mini CFK, pero hasta más faccioso. Las contradicciones sociales en la provincia crecen. En el desarrollo de la campaña irrumpieron las autoconvocatorias de los trabajadores de la salud. La semana pasada, una fuerte huelga de los petroleros paralizó la refinería de Campo Durán e impuso sus reivindicaciones.
El tema de los sin techo, quienes protagonizaron grandes ocupaciones de tierras en los últimos meses, está sin resolver. Crece la inquietud de los precarizados de educación, transferidos a los municipios, por el pase a planta.
En la campaña distribuimos unos cien mil ejemplares de nuestro programa de ocho puntos. Ese programa es desde ya una guía para la acción y para las iniciativas políticas de nuestras bancadas. Llegamos a 15 municipios con listas locales (cinco más que en la última elección). Los límites de nuestra votación reflejan los límites de nuestro desarrollo organizativo. Toda una camada de trabajadores y jóvenes colaboró en la campaña y unos 400 compañeros actuaron como fiscales. Al gobierno de este gerente de las mineras, los ingenios y las petroleras le plantaremos un gran partido de la clase obrera.
Los porcentajes del oficialismo crecen en las barriadas más humildes y bajan en los barrios de trabajadores asalariados y de la clase media. Los intendentes y sus colectoras, con infinitas redes de punteros, impusieron un voto clientelar. Urtubey, para gobernador, movió siete listas colectoras, las que de otro modo hubieran ‘jugado' en contra. Este aspecto del fraude ha sido descuidado por la totalidad de los medios de comunicación.
Las siete colectoras de Urtubey iban desde el PRS y sectores de la UCR, hasta el PJ oficial. El PRS fue gobierno varias veces y la oposición oficial al PJ; ahora sus deshechos se agarran de lo que cuelgue. Las colectoras para los cargos a intendente cerraron filas con el oficialismo. El PJ oficial que preside Urtubey sólo alcanzó el 20% de los votos a Diputados en la capital. La mitad de las colectoras oficialistas se quedó sin representación alguna en la legislatura. La autoridad de Urtubey no ha podido reemplazar con una base política propia al aparato del ex gobernador Romero.
La votación de Olmedo contó con tres grandes colectoras con origen en el romerismo residual y fracciones del PRS. Olmedo "colectó" votos, ya que no tiene partido; es un fraude político alinearlo con el PRO. Ni Macri sabe todavía si mantendrá la candidatura a presidente.
Urtubey se adjudicó el triunfo por méritos propios: "no se ha elegido un delegado de Cristina sino un gobernador... pero la vamos a apoyar si decide ser candidata". Al mismo tiempo, atacó a Moyano y afirmó que "le hace daño al gobierno y al propio sindicalismo". Blanco sobre negro, Urtubey condiciona su apoyo a la camarilla presidencial a cómo se lo coloque en la disputa por la sucesión presidencial de 2015.
La defensa de las bancadas del PO
En 2007, Urtubey llegó a la gobernación al cambiar su camiseta romerista por la del kirchnerismo; pasó de clerical-conservador a clerical-progre. Con esta carta peleó el voto opositor a Romero y cooptó a los arribistas de Libres del Sur. Urtubey agotó el progresismo, pero mantuvo el control de la situación -a pesar de la desnutrición infantil, el desalojo de aborígenes, las protestas por la falta de viviendas y el descontento de los docentes. Las elecciones demostraron que la superación de Urtubey va a un ritmo más lento.
Nuestro partido conquistó dos bancas en el Concejo Deliberante de la capital con el 6%, con Gabriela Cerrano, que renovó el mandato, y la incorporación de Arturo Borelli, ex presidente del Centro de Estudiantes de Humanidades de la Unsa. Además, conquistamos una banca en Colonia Santa Rosa, con el 8% de los votos, que ocupará el compañero Enrique Gay, trabajador municipal y dirigente de la lucha por la vivienda (ver nota). La representación se completa con el mandato de Claudio Del Pla en la Legislatura provincial hasta 2013.
En Mosconi no pudimos renovar la banca en el Concejo, como era la expectativa durante la campaña.
En capital hubo un fuerte corte de boletas a favor de nuestros concejales, que en ciertas zonas -en especial donde hubo voto electrónico- duplicó los votos a gobernador. Un importante sector de la población se empeñó, contra la corriente, en defender las bancas municipales del PO. Nuestra votación es considerablemente mayor en las barriadas de trabajadores asalariados y empleados públicos, y desciende en los barrios más pobres. Nuestra campaña se concentró en las barriadas y en las escuelas, hospitales y edificios municipales, que nuestros candidatos visitaron sistemáticamente.
Proyecto Sur se quedó sin los concejales y diputados de Patria Libre, que habían conseguido con el ropaje de kirchneristas. La votación que recogieron estos legisladores ha sido inferior a la que obtuvo su lista a gobernador -un raro voto de repudio al pasado del agrupamiento y una confianza módica en el futuro. Pino Solanas ni se animó a venir (tal vez como preludio a su posible renuncia a la candidatura presidencial). De este frente participaron también el MST, el PS y los sectores degennaristas que dirigen la CTA. El frente obtiene menos de la mitad de los votos que consiguió en la elección anterior cada uno de los partidos por separado; es decir que esta cooperativa electoral sin principios restó. Se trata de un nuevo fracaso del centroizquierda para desplazar al PO del lugar que ocupa en la provincia.
El propósito de reflotar a la UCR fracasó en toda la línea: quedó sexta a nivel provincial y se quedó sin bancas en la ciudad de Salta. El ARI quedó aún más atrás. Alfonsín y Carrió vinieron a respaldar a sus pollos locales sin éxito.
Los desafíos de la nueva etapa
Los desprevenidos imaginan que el triunfo de Urtubey clausura por toda una etapa las posibilidades de desarrollo de la izquierda revolucionaria, pero no tienen en cuenta que es un traje confeccionado con retazos -un mini CFK, pero hasta más faccioso. Las contradicciones sociales en la provincia crecen. En el desarrollo de la campaña irrumpieron las autoconvocatorias de los trabajadores de la salud. La semana pasada, una fuerte huelga de los petroleros paralizó la refinería de Campo Durán e impuso sus reivindicaciones.
El tema de los sin techo, quienes protagonizaron grandes ocupaciones de tierras en los últimos meses, está sin resolver. Crece la inquietud de los precarizados de educación, transferidos a los municipios, por el pase a planta.
En la campaña distribuimos unos cien mil ejemplares de nuestro programa de ocho puntos. Ese programa es desde ya una guía para la acción y para las iniciativas políticas de nuestras bancadas. Llegamos a 15 municipios con listas locales (cinco más que en la última elección). Los límites de nuestra votación reflejan los límites de nuestro desarrollo organizativo. Toda una camada de trabajadores y jóvenes colaboró en la campaña y unos 400 compañeros actuaron como fiscales. Al gobierno de este gerente de las mineras, los ingenios y las petroleras le plantaremos un gran partido de la clase obrera.
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