"El verdadero perdedor será el asalariado, que no tendrá aumento de salario ni, en consecuencia, mejora de su jubilación. Las empresas podrán reducir sus impuestos. Para éstas será un regalo más", afirma el líder del sindicato CFDT, François Cherèque. Para el Partido Comunista, la gratificación "es una impostura social". Los dirigentes sindicales franceses se refieren al proyecto de reparto de ganancias de Sarkozy. Se ensartó Moyano cuando alardeó, el 29 de abril, de que el derechista presidente francés coincidía con el proyecto Recalde. Efectivamente, "en contrapartida, cada compañía se beneficiará de una exoneración de impuestos sociales hasta cierto límite" (La Nación, 30/4). La ministra de Economía francesa, Christine Legarde, aclaró que el importe a repartir será "determinado mediante la negociación entre el empleador y las organizaciones representativas de los asalariados". Entonces no se trata de un porcentaje de ganancias.
En esta misma línea, la Presidenta le bajó el pulgar a Recalde y a Moyano. Para la Unión Industrial, la propuesta puede ser un instrumento para discutir cláusulas de productividad. La presidenta y De Mendiguren, jefe de la UIA, resaltaron el convenio Firestone.
Justamente en esa empresa del neumático se acaba de otorgar una gratificación de 3.900 pesos, la cuarta en ¡diez años! desde que se firmó el convenio y, como se aprecia, es de dos mangos.
El convenio nació en 2001, con despidos masivos, rebaja del salario y leoninas cláusulas de flexibilidad laboral. En todo el neumático rigen los negreros turnos americanos que no reconocen descanso de fin de semana, altos ritmos de producción y jornadas normales y horas extras en tareas de claro carácter insalubre. Nació como una ‘compensación' para que los trabajadores paguen de lleno la crisis capitalista. Ahora, con producción plena (hay capacidad ociosa cero en la industria), el reparto ha sido ínfimo. Es muy claro que los libros contables esconden las ganancias patronales. ¿Qué sentido tiene en la Argentina, con básicos como el de la UOM, de 2.390 pesos, discutir un reparto de ganancias? Sería usado por las patronales como excusa para deprimir aún más las ofertas en paritarias. Luego, no hay cláusulas que comprometan a las patronales en las pérdidas -que se ajustan con suspensiones, despidos y atropellos de todo orden-, por un salario básico equivalente a la canasta familiar para todos los convenios y por terminar con el trabajo negro y precario. Luego podríamos hablar de reparto de ganancias, pero abriendo los libros en primer lugar.
El proyecto no toma en cuenta que el 36,5% de la clase obrera está en negro, que no abarcaría al enorme sector estatal y que, de conjunto, la participación asalariada en el PBI es de apenas un 27,6% (estudio CTA). Claro, ellos no toman el empleo doméstico, el rural, a los jubilados y al empleo informal, así llegan a un salario promedio de 4.524 pesos, el doble del que rige en la realidad. Por eso mienten sobre el "fifty fifty" (participación asalariada en el PBI).
La Presidenta atacó las luchas y le bajó el pulgar al proyecto inicial de Recalde. Tomada multó a La Bancaria con 5 mil pesos por bancario por un paro en conciliación y Peralta, el gobernador santacruceño de Cristina, abrió un registro de carneros para la huelga docente.
Por 6.000 pesos de salario mínimo, nada de convenios por empresa, pase a planta de todos los compañeros, 82% móvil, reparto de las horas de trabajo de la industria entre todos los desocupados, apertura de libros y abolición del secreto comercial.
En esta misma línea, la Presidenta le bajó el pulgar a Recalde y a Moyano. Para la Unión Industrial, la propuesta puede ser un instrumento para discutir cláusulas de productividad. La presidenta y De Mendiguren, jefe de la UIA, resaltaron el convenio Firestone.
Justamente en esa empresa del neumático se acaba de otorgar una gratificación de 3.900 pesos, la cuarta en ¡diez años! desde que se firmó el convenio y, como se aprecia, es de dos mangos.
El convenio nació en 2001, con despidos masivos, rebaja del salario y leoninas cláusulas de flexibilidad laboral. En todo el neumático rigen los negreros turnos americanos que no reconocen descanso de fin de semana, altos ritmos de producción y jornadas normales y horas extras en tareas de claro carácter insalubre. Nació como una ‘compensación' para que los trabajadores paguen de lleno la crisis capitalista. Ahora, con producción plena (hay capacidad ociosa cero en la industria), el reparto ha sido ínfimo. Es muy claro que los libros contables esconden las ganancias patronales. ¿Qué sentido tiene en la Argentina, con básicos como el de la UOM, de 2.390 pesos, discutir un reparto de ganancias? Sería usado por las patronales como excusa para deprimir aún más las ofertas en paritarias. Luego, no hay cláusulas que comprometan a las patronales en las pérdidas -que se ajustan con suspensiones, despidos y atropellos de todo orden-, por un salario básico equivalente a la canasta familiar para todos los convenios y por terminar con el trabajo negro y precario. Luego podríamos hablar de reparto de ganancias, pero abriendo los libros en primer lugar.
El proyecto no toma en cuenta que el 36,5% de la clase obrera está en negro, que no abarcaría al enorme sector estatal y que, de conjunto, la participación asalariada en el PBI es de apenas un 27,6% (estudio CTA). Claro, ellos no toman el empleo doméstico, el rural, a los jubilados y al empleo informal, así llegan a un salario promedio de 4.524 pesos, el doble del que rige en la realidad. Por eso mienten sobre el "fifty fifty" (participación asalariada en el PBI).
La Presidenta atacó las luchas y le bajó el pulgar al proyecto inicial de Recalde. Tomada multó a La Bancaria con 5 mil pesos por bancario por un paro en conciliación y Peralta, el gobernador santacruceño de Cristina, abrió un registro de carneros para la huelga docente.
Por 6.000 pesos de salario mínimo, nada de convenios por empresa, pase a planta de todos los compañeros, 82% móvil, reparto de las horas de trabajo de la industria entre todos los desocupados, apertura de libros y abolición del secreto comercial.
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