
El gobierno ha visto fracasar todos las tentativas por dividir y quebrar la huelga. La Gendarmería está encerrada en el interior de las plantas petroleras. Los intentos de contramarchas o movimientos antihuelgas (carneros, patotas) no remontan. Los descuentos salariales aplicados durante dos meses seguidos tampoco han logrado hacer regresar a los compañeros al trabajo. Las multas cuantiosas aplicadas a la Adosac por no acatar la conciliación obligatoria, no hicieron vacilar al Congreso del gremio. Por último, se ha derrumbado el intento de colocar suplentes a los huelguistas.
A su regreso de Buenos Aires, Peralta fue recibido por una "caravana" de funcionarios y punteros, que pretendió ser una demostración de fuerzas y resultó patética.
Desde ese momento, el gobernador redobló la apuesta: cuestionó a algunos intendentes que desbordados por la presión social buscan contemporizar con los docentes, despreció el intento de mediación del obispo, descalificó el reclamo de alumnos y padres, atacó a la Cámara de Comercio de Río Turbio y volvió a amenazar con una movilización masiva del aparato justicialista (metodología fascista).
En pocas horas se peleó con media sociedad santacruceña. Se vio obligado a sostener al renunciante ministro de Educación, mientras agita la posibilidad de declarar ilegal la huelga para precipitar telegramas de intimación a los maestros.
Las bravuconadas apuntan a que la Adosac vuelva a la conciliación obligatoria. Peralta ha criticado a Muñoz, secretario general, por "carecer" de "poder de decisión" y consultar todo con la asamblea y el congreso. Intenta meterse en la vida interna de la Adosac denunciando a los dirigentes del PO o de izquierda, pero solamente ha logrado galvanizar una respuesta unitaria.
El factor más dinámico es la extensión del conflicto a estudiantes y padres, quienes desde una posición no siempre definida abiertamente a favor de los maestros, confrontan sin embargo al gobierno con medidas de lucha y la exigencia de que se siente a negociar con los docentes sin condicionamientos.
Los padres cortan rutas y los estudiantes ocupan colegios. El gran dato de esta semana es la ocupación de siete colegios en Río Gallegos, que han paralizado por completo el sistema escolar, mientras en otras localidades se siguen ocupando establecimientos.
Petróleo, iniciativa de masas y crisis
Cuando comenzaron las tratativas salariales, el gobierno condicionaba cualquier oferta en paritarias al "inminente acuerdo con YPF", que debía prorrogar sus concesiones en la provincia por otros veinte años. La crisis de la propia Repsol-YPF, que la obliga a girar todas sus ganancias a España y a regatear los "pagos adelantados" que implica la prórroga, más la emergencia de los sucesivos conflictos en el petróleo, han postergado el acuerdo para tiempos mejores. Para presionar por mejores condiciones, Eskenazi desabastece a todo el norte santacruceño de combustibles.
La agenda de Peralta en Buenos Aires incluyó precisamente a Eskenazi, pero también a Boudou. Su regreso a la provincia con el comentario de que debemos "aprender a vivir con lo nuestro", significaría que el gobierno nacional le ha soltado la mano (cortándole el flujo de fondos). El Estado nacional y el provincial actúan juntos en defensa del tope salarial. Compiten entre sí en la fiereza con la que atacan principalmente a los docentes, y amenazan con establecer de nuevo el presentismo. También amenazan a los delegados de base de petroleros.
Precisamente, la tercera estación porteña de Peralta fue la visita a la cúpula de la Federación Petrolera, con la cual analizó llevar a la práctica el disciplinamiento social exigido por las corporaciones.
El esquema privatizador y "asociativo" de los K y los Peralta con las corporaciones petroleras y mineras ya no garantiza el funcionamiento del Estado provincial, y esto plantea objetivamente una crisis.
El creciente déficit del Estado provincial es descargado entonces sobre el bolsillo de los trabajadores, con acuerdos salariales a la baja que vienen ya de los años anteriores. La lucha actual no es sino un enorme esfuerzo del sector más organizado de los trabajadores santacruceños para recuperar los salarios perdidos.
Mientras tanto, se van reuniendo condiciones para relanzar una tradición histórica de la región, que son los plenarios intersindicales de bases.
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