El largo suspenso no colmó la expectativa: al final la Presidenta tiró su decisión de re-candidatearse como quien no quiere la cosa. El clamor se redujo a un suspiro. Los malévolos dirán que el anuncio se pareció al "espacio publicitario" que impone ahora la ley de medios, acompañado de una campaña de oferta de LCD financiada en cuotas. Al final, la ‘cultura' kirchneriana -con su panoplia de ‘imaginarios', ‘construcción simbólica' y ‘significantes'- no superó el ‘spot' televisivo que podría cocinar cualquier agencia de ‘foto-shop'. Lo que sí es cierto, tangible y evidente es que "Bailando por un sueño" y "Punteros" deberán lidiar, de aquí en más, con una rival: "Discurseando por Cadena Nacional". El anuncio por la reelección lleva bajo el brazo la promesa de un ‘monólogo' -que no será el que difunden algunas carteleras teatrales, aunque podría convertirse en una reedición corregida.
Schoklender
El toque de ‘negligencia' que la Presidenta le dio al anuncio no alcanza para ocultar el desencanto. Si lo hubiera hecho antes, como todos sus competidores, se habría ahorrado el escenario que le montaron Schoklender y Bonafini, por un lado, y Morgado y Rachid, por el otro. Es fácil decirlo ahora, claro, con el diario del lunes. Salvo el precio de la soja, la producción de automóviles o la financiación con tarjeta, todo ha sido declive: el asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra, la asociación de Tomada con Pedraza, los choques con Moyano, el derrumbe de su co-provinciano Peralta. Encontrar el momento adecuado para el anuncio venía difícil; menos mal que no hay plazo que no se venza.
Desde el punto de vista político, el anuncio no trajo novedades, salvo para Nelson Castro, quien como médico y periodista parece saber algo sobre la salud de la Presidenta que desconoce el común de los mortales, lo cual en su momento ya mostró mediante su capacidad de previsión con el ex presidente Kirchner. Salvo también para Carrió, quien confunde profecía con pronóstico político como si tuviera conexión exclusiva con el más allá. Porque lo que importa realmente no es si CFK va por la reelección, sino quién la acompaña. Eso recién lo sabremos el fin de semana, cuando la Presidenta tenga a bien revelar el nombre de su candidato a vicepresidente y los de la lista de diputados nacionales -además de ponerle un custodio a Scioli. Esa revelación nos dirá el esquema de poder que intenta establecer el kirchnerismo: ¿un puro gobierno de camarilla con alguien de su entorno o alguna alianza que lleve el riesgo de una repetición de la experiencia cobista? Ambas opciones presentan amenazas: un gobierno de los íntimos acabaría en el autismo y en el inmovilismo. De acuerdo a cómo elija, se irán ordenando el conjunto de los melones en el carro. Al intendente Cariglino, de Malvinas Argentinas, que se fue con Duhalde, lo podrían seguir otros, sean éstos de la cofradía del conurbano o de la burocracia sindical. Los intendentes bonaerenses ya están metiendo gente en las listas rivales al gobierno para asegurarse, como lo hicieron en el pasado, lo único que les importa: la mayoría en los Concejos. La contrapartida de la hipercentralización ‘cristinista' es la fragmentación en los distritos.
‘Progres'
La decisión que aún debe tomar CFK inquieta también a los ‘progres' (ex partido comunista) de Sabbatella (un contrasentido, porque el stalinismo, por definición, no es progresista). La Presidenta les vetó una colectora a diputados nacionales para evitar una disputa en las internas abiertas. Ahora tendrán que ir acurrucados con el pejotismo, dios sabe en qué lugar de la lista. El 8% que le adjudica a Sabatella alguna encuestadora en la provincia de Buenos Aires podría ser una catástrofe para Scioli y para algunos intendentes -peor de lo que fue en 2009, cuando el hombre premiado por el Wall Street Journal por su labor como intendente de Morón obtuvo el cinco por ciento e hizo perder a Kirchner. En la Ciudad de Buenos Aires, donde los ‘progres' del kirchnerismo van aliados al compinche de Pedraza -el ministro Tomada-, la competencia entre el pejotismo oficial de Filmus y el extra oficial de Pino Solanas podría dejar a los ‘progres' afuera de la Legislatura. Y si, al revés, las colectoras ‘progres' canalizan el voto al FpV, el resultado dejaría sin nada al pejoto-camporismo, con las consecuencias políticas del caso. El dedo de la Presidenta puede hacer su magia, pero -a diferencia de la fe- no se le puede pedir que mueva montañas.
El oficialismo no tiene, qué va, el monopolio de los culebrones. También está Solanas, quien logró un milagro típicamente rioplatense como es imponer una consigna y perder en el intento. Al final, su cría de la CTA (De Gennaro, Lozano, Tumini) se fue con la otra: el Frente Reducido Sojero y Devaluacionista, que encabezan Binner y Stolbizer. Incluso si la separación entre Proyecto Sur y el autotitulado Frente Progresista se remediara antes del sábado, Pino quedaría convertido en un pinito que no podría cobijar a sus candidatos -por ejemplo Mario Cafiero. Por eso es legítimo concluir, con independencia del desarrollo que sigan las cosas, que el ‘progresismo' criollo se postula ante la ciudadanía con el ropaje más grosero: como alternativa de nada y furgón de cola de cualquier cosa.
Nuestra consigna
La ostensible descomposición de la situación política y del conjunto del régimen gobernante es un fuerte argumento político de campaña para el Frente de Izquierda y también abre una perspectiva promisoria, lo que no quiere decir que haga menos difícil nuestro desarrollo. En las elecciones que nos consagraron un diputado en Neuquén, obtuvimos menos votos que la suma de nuestros partidos en 2009. Nuestros actos públicos son relativamente numerosos y por sobre todo entusiastas, pero no se ve todavía en ellos el flujo de trabajadores e incluso luchadores independientes -algo que, sin embargo, prometía la concurrencia al que hicimos el 1º de Mayo. Unos 500 intelectuales han firmado su apoyo al Frente, más de lo que logró nunca Carta Abierta, pero todavía es necesario que se manifieste con empuje y, por sobre todo, claridad. El próximo 14 de agosto debemos superar el 1,5% de los votos para presentarnos en las elecciones de octubre -esto no sólo en el plano nacional, sino en cada distrito. Algunos interpretan quebrar este límite como una victoria contra la proscripción. El sentido es más complejo: es dar un golpe mortal a la irrelevancia política y poner la piedra de una alternativa obrera y socialista en la agenda de la crisis política de Argentina y de la clase obrera.
Antes de agosto, tenemos las elecciones de la Ciudad -un indicador fundamental. El Frente de Izquierda se está empeñando en esta elección y la movilización del Partido Obrero aumenta con fuerza. La campaña de nuestro primer candidato a legislador, Marcelo Ramal, es sencillamente excepcional -ha dejado fuera de cualquier duda la superioridad de los planteos políticos revolucionarios en el tema de la lucha de clases en la Ciudad y en la naturaleza confiscatoria del proceso capitalista de explotación del suelo urbano. La Ciudad sigue siendo la caja de resonancia de las luchas de todo el país y ahora debe serlo de Santa Cruz -de sus petroleros, docentes, desocupados y estudiantes. El apoyo a los explotados de Santa Cruz es un arma política fundamental para despertar la conciencia democrática del electorado popular porteño.
La consigna es: Marcelo Ramal a la Legislatura - el Frente de Izquierda al parlamento de la Ciudad.
Schoklender
El toque de ‘negligencia' que la Presidenta le dio al anuncio no alcanza para ocultar el desencanto. Si lo hubiera hecho antes, como todos sus competidores, se habría ahorrado el escenario que le montaron Schoklender y Bonafini, por un lado, y Morgado y Rachid, por el otro. Es fácil decirlo ahora, claro, con el diario del lunes. Salvo el precio de la soja, la producción de automóviles o la financiación con tarjeta, todo ha sido declive: el asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra, la asociación de Tomada con Pedraza, los choques con Moyano, el derrumbe de su co-provinciano Peralta. Encontrar el momento adecuado para el anuncio venía difícil; menos mal que no hay plazo que no se venza.
Desde el punto de vista político, el anuncio no trajo novedades, salvo para Nelson Castro, quien como médico y periodista parece saber algo sobre la salud de la Presidenta que desconoce el común de los mortales, lo cual en su momento ya mostró mediante su capacidad de previsión con el ex presidente Kirchner. Salvo también para Carrió, quien confunde profecía con pronóstico político como si tuviera conexión exclusiva con el más allá. Porque lo que importa realmente no es si CFK va por la reelección, sino quién la acompaña. Eso recién lo sabremos el fin de semana, cuando la Presidenta tenga a bien revelar el nombre de su candidato a vicepresidente y los de la lista de diputados nacionales -además de ponerle un custodio a Scioli. Esa revelación nos dirá el esquema de poder que intenta establecer el kirchnerismo: ¿un puro gobierno de camarilla con alguien de su entorno o alguna alianza que lleve el riesgo de una repetición de la experiencia cobista? Ambas opciones presentan amenazas: un gobierno de los íntimos acabaría en el autismo y en el inmovilismo. De acuerdo a cómo elija, se irán ordenando el conjunto de los melones en el carro. Al intendente Cariglino, de Malvinas Argentinas, que se fue con Duhalde, lo podrían seguir otros, sean éstos de la cofradía del conurbano o de la burocracia sindical. Los intendentes bonaerenses ya están metiendo gente en las listas rivales al gobierno para asegurarse, como lo hicieron en el pasado, lo único que les importa: la mayoría en los Concejos. La contrapartida de la hipercentralización ‘cristinista' es la fragmentación en los distritos.
‘Progres'
La decisión que aún debe tomar CFK inquieta también a los ‘progres' (ex partido comunista) de Sabbatella (un contrasentido, porque el stalinismo, por definición, no es progresista). La Presidenta les vetó una colectora a diputados nacionales para evitar una disputa en las internas abiertas. Ahora tendrán que ir acurrucados con el pejotismo, dios sabe en qué lugar de la lista. El 8% que le adjudica a Sabatella alguna encuestadora en la provincia de Buenos Aires podría ser una catástrofe para Scioli y para algunos intendentes -peor de lo que fue en 2009, cuando el hombre premiado por el Wall Street Journal por su labor como intendente de Morón obtuvo el cinco por ciento e hizo perder a Kirchner. En la Ciudad de Buenos Aires, donde los ‘progres' del kirchnerismo van aliados al compinche de Pedraza -el ministro Tomada-, la competencia entre el pejotismo oficial de Filmus y el extra oficial de Pino Solanas podría dejar a los ‘progres' afuera de la Legislatura. Y si, al revés, las colectoras ‘progres' canalizan el voto al FpV, el resultado dejaría sin nada al pejoto-camporismo, con las consecuencias políticas del caso. El dedo de la Presidenta puede hacer su magia, pero -a diferencia de la fe- no se le puede pedir que mueva montañas.
El oficialismo no tiene, qué va, el monopolio de los culebrones. También está Solanas, quien logró un milagro típicamente rioplatense como es imponer una consigna y perder en el intento. Al final, su cría de la CTA (De Gennaro, Lozano, Tumini) se fue con la otra: el Frente Reducido Sojero y Devaluacionista, que encabezan Binner y Stolbizer. Incluso si la separación entre Proyecto Sur y el autotitulado Frente Progresista se remediara antes del sábado, Pino quedaría convertido en un pinito que no podría cobijar a sus candidatos -por ejemplo Mario Cafiero. Por eso es legítimo concluir, con independencia del desarrollo que sigan las cosas, que el ‘progresismo' criollo se postula ante la ciudadanía con el ropaje más grosero: como alternativa de nada y furgón de cola de cualquier cosa.
Nuestra consigna
La ostensible descomposición de la situación política y del conjunto del régimen gobernante es un fuerte argumento político de campaña para el Frente de Izquierda y también abre una perspectiva promisoria, lo que no quiere decir que haga menos difícil nuestro desarrollo. En las elecciones que nos consagraron un diputado en Neuquén, obtuvimos menos votos que la suma de nuestros partidos en 2009. Nuestros actos públicos son relativamente numerosos y por sobre todo entusiastas, pero no se ve todavía en ellos el flujo de trabajadores e incluso luchadores independientes -algo que, sin embargo, prometía la concurrencia al que hicimos el 1º de Mayo. Unos 500 intelectuales han firmado su apoyo al Frente, más de lo que logró nunca Carta Abierta, pero todavía es necesario que se manifieste con empuje y, por sobre todo, claridad. El próximo 14 de agosto debemos superar el 1,5% de los votos para presentarnos en las elecciones de octubre -esto no sólo en el plano nacional, sino en cada distrito. Algunos interpretan quebrar este límite como una victoria contra la proscripción. El sentido es más complejo: es dar un golpe mortal a la irrelevancia política y poner la piedra de una alternativa obrera y socialista en la agenda de la crisis política de Argentina y de la clase obrera.
Antes de agosto, tenemos las elecciones de la Ciudad -un indicador fundamental. El Frente de Izquierda se está empeñando en esta elección y la movilización del Partido Obrero aumenta con fuerza. La campaña de nuestro primer candidato a legislador, Marcelo Ramal, es sencillamente excepcional -ha dejado fuera de cualquier duda la superioridad de los planteos políticos revolucionarios en el tema de la lucha de clases en la Ciudad y en la naturaleza confiscatoria del proceso capitalista de explotación del suelo urbano. La Ciudad sigue siendo la caja de resonancia de las luchas de todo el país y ahora debe serlo de Santa Cruz -de sus petroleros, docentes, desocupados y estudiantes. El apoyo a los explotados de Santa Cruz es un arma política fundamental para despertar la conciencia democrática del electorado popular porteño.
La consigna es: Marcelo Ramal a la Legislatura - el Frente de Izquierda al parlamento de la Ciudad.
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