Las elecciones del 28 consagraron la re-reelección de Alperovich, que se alzó con más del 70% de los votos y sacando más de 50 puntos arriba del Acuerdo Cívico (UCR y aliados).
Alperovich tuvo el apoyo prácticamente sin fisuras de todo el arco de la gran patronal de la provincia, que está obteniendo enormes dividendos con el negocio azucarero y la producción de biocombustibles, la industria citrícola y el desarrollo de la construcción -apoyada ésta en la obra pública y una fenomenal especulación inmobiliaria. Por lo demás, todos estos negocios se sostienen sobre una generalizada precarización laboral y miseria salarial.
El propio Alperovich y su entorno familiar están asociados a estos negocios, y en algunos casos son sus principales promotores.
Por otro lado, Alperovich recibió el apoyo tanto de los sectores medios como (más acentuadamente) de los más empobrecidos, atados por mil lazos a diferentes formas de ayuda social y trabajo precarizado, y que ven en un cambio de gobierno la posibilidad de pérdida de esos mínimos recursos.
Como resultado de esta votación, Alperovich va a contar con 42 de los 49 legisladores, el 100% de las comunas rurales, y el 99% de los municipios y concejos deliberantes.
La oposición queda reducida a una escasa representación legislativa de la UCR, y a representantes aislados de la DC, el PRO y el bussismo. Sin embargo, Alperovich no cuenta con una fuerza política propia. Dirige a un PJ que es un partido muerto, completamente vaciado. La fuerza de Alperovich emerge de un sistema de casi cien acoples legislativos y municipales, que reúne a camarillas comunales, municipales y regionales de los más diversos orígenes (justicialistas, radicales, bussistas, del ex PC, de todo el arco de la burocracia sindical, etc.); y de un régimen electoral completamente fraudulento (ver aparte).
En 2007, los acoplados sólo le habían aportado el 40% de los voto. Ahora, suman más del 60. En la capital triunfó el acople del intendente Amaya, quien se configura como caudillo alternativo para 2015, mientras el acople oficial de Alperovich salió cuarto con menos del 7% de los votos.
Alperovich deberá arbitrar sobre todo este conjunto de camarillas, que gobernarán las comunas y municipios e incluso contarán con mayoría en la Legislatura.
La oposición cómplice
Un ministro de Alperovich dijo hace poco, que todos critican, y que salvo excepciones, todos pasan por la San Martín (la entrada a la casa de gobierno) a recibir los aportes del gobierno. Esto es efectivamente así, monetaria y políticamente. La UCR se sumó al carnaval de acoples con duhaldistas, macristas, demócratas cristianos, seguidores de Carrió y binneristas, desarrollando una campaña de corte derechista y de conciliación con el gobierno -apenas superaron el 14%. Ahora, su dirigente Cano pide cambiar el régimen electoral, y es una bandera que el propio Alperovich ya ha tomado como pretexto de una nueva reforma constitucional (el régimen de acoples fue consagrado en la constitución de 2006), dirigida a habilitar la reelección indefinida.
El resto de la oposición fue aplastada. En ese plano se destaca el fracaso de la diputada nacional Stella Maris Córdoba, que se presentó como kirchnerista pura con varios acoples, pero no llegó al 3%. Sólo sirvió para crear un espejismo en algunos sectores progres.
Libres del Sur concurrió sin candidato a gobernador, y sólo en la capital, actuando como una colectora de Alperovich y haciendo una campaña supermillonaria.
La elección del PO-Frente de Izquierda
El Frente de Izquierda, que se presentó con la personería del Partido Obrero, obtuvo alrededor de 4.000 votos a gobernador, un 0,5%. En la sección I, que corresponde a la capital, la cifra se eleva a 1% y a legislador al 1,4% -superando a Proyecto Sur, Libres del Sur, Parajón, el duhaldismo y varias expresiones menores. Los porcentajes del PO también se modifican en la propia capital, con promedios que superan el 2% en las zonas de clase media y barrios viejos, y se derrumban en las más sometidas al control de los diversos caudillos de los acoples. En contraste, obtuvimos el 0,1% en la sección II, sólo 200 votos -o sea, la evidencia más elocuente del fraude que sufrimos en toda la provincia. Algo similar en toda la sección III, donde hay ciudades y pueblos enteros con... 0 votos.
Tomando de conjunto a la provincia, se comprobó que donde tuvimos fiscales hubo votos al PO en todas las mesas, mientras que donde no hubo fiscales no hubo votos ni boletas en todo el día.
En el caso de la capital, el oficialismo y sus acoples estaban anoticiados de los 9.300 votos obtenidos por el Frente de Izquierda en las primarias -lo que nos permitía, de repetirse, ingresar a la Legislatura. Por eso, el 28 hubo una acción organizada de fraude para tirar abajo nuestra votación.
El PO hizo una campaña específica y corta de 15 días, que fue la prolongación de la campaña por las primarias. Nos hemos rodeados de una importantísima periferia de trabajadores, artistas, jóvenes y profesionales -muchos de ellos actuaron de fiscales, y están participando de los comités de apoyo.
Es necesario que, a la luz de un debate sobre este revés electoral, marchemos a la gran batalla que la izquierda tiene por delante en octubre -donde, bajo otro escenario, quedará más en evidencia el fraude gigantesco que sufrió el PO y el Frente de Izquierda el 28 de agosto.
Alperovich tuvo el apoyo prácticamente sin fisuras de todo el arco de la gran patronal de la provincia, que está obteniendo enormes dividendos con el negocio azucarero y la producción de biocombustibles, la industria citrícola y el desarrollo de la construcción -apoyada ésta en la obra pública y una fenomenal especulación inmobiliaria. Por lo demás, todos estos negocios se sostienen sobre una generalizada precarización laboral y miseria salarial.
El propio Alperovich y su entorno familiar están asociados a estos negocios, y en algunos casos son sus principales promotores.
Por otro lado, Alperovich recibió el apoyo tanto de los sectores medios como (más acentuadamente) de los más empobrecidos, atados por mil lazos a diferentes formas de ayuda social y trabajo precarizado, y que ven en un cambio de gobierno la posibilidad de pérdida de esos mínimos recursos.
Como resultado de esta votación, Alperovich va a contar con 42 de los 49 legisladores, el 100% de las comunas rurales, y el 99% de los municipios y concejos deliberantes.
La oposición queda reducida a una escasa representación legislativa de la UCR, y a representantes aislados de la DC, el PRO y el bussismo. Sin embargo, Alperovich no cuenta con una fuerza política propia. Dirige a un PJ que es un partido muerto, completamente vaciado. La fuerza de Alperovich emerge de un sistema de casi cien acoples legislativos y municipales, que reúne a camarillas comunales, municipales y regionales de los más diversos orígenes (justicialistas, radicales, bussistas, del ex PC, de todo el arco de la burocracia sindical, etc.); y de un régimen electoral completamente fraudulento (ver aparte).
En 2007, los acoplados sólo le habían aportado el 40% de los voto. Ahora, suman más del 60. En la capital triunfó el acople del intendente Amaya, quien se configura como caudillo alternativo para 2015, mientras el acople oficial de Alperovich salió cuarto con menos del 7% de los votos.
Alperovich deberá arbitrar sobre todo este conjunto de camarillas, que gobernarán las comunas y municipios e incluso contarán con mayoría en la Legislatura.
La oposición cómplice
Un ministro de Alperovich dijo hace poco, que todos critican, y que salvo excepciones, todos pasan por la San Martín (la entrada a la casa de gobierno) a recibir los aportes del gobierno. Esto es efectivamente así, monetaria y políticamente. La UCR se sumó al carnaval de acoples con duhaldistas, macristas, demócratas cristianos, seguidores de Carrió y binneristas, desarrollando una campaña de corte derechista y de conciliación con el gobierno -apenas superaron el 14%. Ahora, su dirigente Cano pide cambiar el régimen electoral, y es una bandera que el propio Alperovich ya ha tomado como pretexto de una nueva reforma constitucional (el régimen de acoples fue consagrado en la constitución de 2006), dirigida a habilitar la reelección indefinida.
El resto de la oposición fue aplastada. En ese plano se destaca el fracaso de la diputada nacional Stella Maris Córdoba, que se presentó como kirchnerista pura con varios acoples, pero no llegó al 3%. Sólo sirvió para crear un espejismo en algunos sectores progres.
Libres del Sur concurrió sin candidato a gobernador, y sólo en la capital, actuando como una colectora de Alperovich y haciendo una campaña supermillonaria.
La elección del PO-Frente de Izquierda
El Frente de Izquierda, que se presentó con la personería del Partido Obrero, obtuvo alrededor de 4.000 votos a gobernador, un 0,5%. En la sección I, que corresponde a la capital, la cifra se eleva a 1% y a legislador al 1,4% -superando a Proyecto Sur, Libres del Sur, Parajón, el duhaldismo y varias expresiones menores. Los porcentajes del PO también se modifican en la propia capital, con promedios que superan el 2% en las zonas de clase media y barrios viejos, y se derrumban en las más sometidas al control de los diversos caudillos de los acoples. En contraste, obtuvimos el 0,1% en la sección II, sólo 200 votos -o sea, la evidencia más elocuente del fraude que sufrimos en toda la provincia. Algo similar en toda la sección III, donde hay ciudades y pueblos enteros con... 0 votos.
Tomando de conjunto a la provincia, se comprobó que donde tuvimos fiscales hubo votos al PO en todas las mesas, mientras que donde no hubo fiscales no hubo votos ni boletas en todo el día.
En el caso de la capital, el oficialismo y sus acoples estaban anoticiados de los 9.300 votos obtenidos por el Frente de Izquierda en las primarias -lo que nos permitía, de repetirse, ingresar a la Legislatura. Por eso, el 28 hubo una acción organizada de fraude para tirar abajo nuestra votación.
El PO hizo una campaña específica y corta de 15 días, que fue la prolongación de la campaña por las primarias. Nos hemos rodeados de una importantísima periferia de trabajadores, artistas, jóvenes y profesionales -muchos de ellos actuaron de fiscales, y están participando de los comités de apoyo.
Es necesario que, a la luz de un debate sobre este revés electoral, marchemos a la gran batalla que la izquierda tiene por delante en octubre -donde, bajo otro escenario, quedará más en evidencia el fraude gigantesco que sufrió el PO y el Frente de Izquierda el 28 de agosto.
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