Antes de que arranque el debate, la oposición se bajó del proyecto jubilatorio. No solamente lo redujo al 82% del mínimo, dejando afuera la generalización del fallo Badaro y el ajuste por salarios, también le dio entrada por el Senado, donde no tiene mayoría; “es muy difícil –concluye Clarín (1/8)– que cuenten con el número necesario para aprobar el proyecto. Y si es rechazado, el arco antiK deberá esperar hasta el año que viene”. A estos opositores, en su mayoría de centroizquierda, les interesa más bajar las retenciones a la soja que mejorar el ingreso miserable de los jubilados. Estamos en presencia de un fraude mayúsculo; los K ya no necesitarán usar el veto.
El cambio vergonzoso de la oposición tiene explicación: la clase capitalista no quiere saber nada con el 82 por ciento. Esta tampoco quiere que nada se ponga en el camino para transformar a la Anses en la fuente financiera de un Banco de Desarrollo que sirve para subsidiar a la burguesía. Los K y sus opositores baten el parche de no seguir las recetas del FMI, pero en materia jubilatoria las cumplen puntillosamente.
No al fraude. Movilicémonos para derrotarlo.
El cambio vergonzoso de la oposición tiene explicación: la clase capitalista no quiere saber nada con el 82 por ciento. Esta tampoco quiere que nada se ponga en el camino para transformar a la Anses en la fuente financiera de un Banco de Desarrollo que sirve para subsidiar a la burguesía. Los K y sus opositores baten el parche de no seguir las recetas del FMI, pero en materia jubilatoria las cumplen puntillosamente.
No al fraude. Movilicémonos para derrotarlo.
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