lunes, 4 de octubre de 2010

La acefalía de la CTA

Como desenlace de la elección, la CTA ha quedado sin conducción. Veinticuatro horas después de juramentarse que lo único que no pasaría es dividir a la Central, Yasky y Micheli dividen a la Central.
A Yasky se lo ve retroceder del "triunfo arrasador" que proclamó al principio, a la "victoria ajustada" posterior y, finalmente, a "esperar el resultado de la Junta Electoral y del Tribunal Arbitral". Por su parte, el triunfo tan detalladamente expuesto por Micheli y Lozano comprende unos 27 mil votos totalmente sospechados: los de Mendoza, Tucumán y Jujuy, donde Milagro Sala impidió cualquier control de la elección. En Jujuy, Micheli informó un resultado del 98,5% a su favor, lo que no parece verosímil. Los de Micheli han empezado a denunciar fraude en Santa Fe. En Echeverría y Cañuelas, el escándalo llevó a un acuerdo de las listas oficiales para ignorar la elección. A las listas de izquierda se les negó todo derecho electoral: tuvieron que imprimir las boletas un día antes y jamás conocieron los padrones por urna, los que según la ley deben ser expuestos 30 días antes. En muchos casos, a los electores se les escondieron las urnas.
Lo dicho basta para poner en evidencia el derrumbe de una dirección que presenta a la central como el ejemplo de la democracia sindical. Pero hay otros aspectos: por ejemplo, votaron unas 210 mil personas (incluyendo Jujuy y Tucumán) sobre un padrón de 1,43 millón de afiliados, menos de un 15%. En 2006 votó más gente con medio millón menos de afiliados. El interés desatado por la polarización en lugar de aumentar el número de votantes lo disminuyó un 30%. Lo que indica dos cosas: que el fraude conjunto de Yasky y De Gennaro, en 2006, fue monstruoso y que el padrón, antes y ahora, es trucho.
Los "movimientos sociales", tropa del punterismo de Yasky, que representan por lo menos la mitad del padrón nacional, no fueron a votar. Milagro Sala, que se proclamó kirchnerista una semana antes de la elección, no lo acompañó, precisamente en oposición a estos movimientos que no son de su palo (la jujeña definió por la Lista 1 en su provincia, donde maneja los números a la carta). El voto docente fue también bajísimo, no pudo repetir siquiera la baja concurrencia de 20 días antes en la elección de Ctera. En el neumático, adherido a la Lista 10, votó poquísima gente en el interior de Fate o en sedes al frente de cada fábrica; en el subte, apenas un tercio de los afiliados al nuevo sindicato le puso el voto a Pianelli, lista única. La elección de dirección por voto directo se convirtió en una enorme manipulación por parte de los aparatos. Las listas oficialistas se han bebido la misma receta del fraude que en forma regular aplican contra los opositores clasistas.
Nuestra Lista 3 movilizó unos 1.100 fiscales y obtuvo unos 6.000 votos punteados. En Santa Cruz, la Lista 3 obtuvo un 20%. En Lomas de Zamora también orillamos el 20% (890 votos) en un frente con ATE Sur. Sumadas las listas 4 y 5, con unos tres mil votos cada una, la izquierda totaliza unos 12 mil votos, un porcentual mayor al obtenido en 2006, con la particularidad de que son enteramente votos de las organizaciones sindicales.
La Lista 3 acreditó una influencia política en los lugares de trabajo con representaciones sindicales clasistas, por ejemplo, el Hospital Granadero Baigorria del Gran Rosario, ATE Educación de La Plata, el Teatro Colón, AGD-UBA, el Inta en Castelar, el Hospital de Villa Regina en Río Negro, Hospital Km 32 de La Matanza, Hospital Posadas, Hospital Mercante, Suteba Ensenada y La Plata, Suteba Mercedes, también una gran elección en el Suteba de Merlo.
En Bahía Blanca triunfó la lista local. Pero se trata de una lista degennarista encubierta, pues hasta el secretario general del Suteba "combativo" llamó a votar por Micheli, lo que generó una renuncia días antes del comicio. El MST y el PCR se integraron a la burocracia degennarista.
Las perspectivas
Ha quedado en evidencia que no erramos un milímetro cuando explicamos que la decisión de Yasky de alinear a la CTA con el gobierno llevaría a una ruptura, en especial porque la oposición de Micheli-De Gennaro no se presentaba como una alternativa independiente sino para llevar a la CTA al campo de la oposición sojero-chacarera. La desintegración del bloque burocrático que fundó, dirigió y manipuló a la CTA en las dos últimas décadas tiene como consecuencia la acefalía y destrucción de esta Central sindical. Yasky lleva a la CTA a la integración a los K, como a mediados de los '90 De Gennaro y Yasky la alinearon al gobierno de la Alianza. El que quiera diferenciar responsabilidades entre unos y otros en la crisis de la CTA, se equivoca.
La baja votación en el subte desbarata la operación burocrática de quienes se han convertido en punteros de la burocracia yasko-michelista, para afiliar al subte a la CTA desde arriba, sin debate con los trabajadores. La campaña por el no voto en el subte, como repudio a la decisión inconsulta, recogió un número de firmas igual a los votos obtenidos por el pianelismo. La aventura no hubiera podido quedar mejor expuesta: un par de semanas después del golpe de estado que integra al subte por decreto a la CTA, la CTA queda acéfala y expuesta a la división y, eventualmente, a la desaparición.
No le concedemos al degennarismo la justificación de que solamente el kirchnerismo es responsable de la ruptura de la CTA, pues él mismo se empeñó en buscar una lista única con estos kirchneristas hasta el último momento.
Llamamos a formar un bloque de luchadores clasistas contra la división de la CTA y contra su integración al Estado K. La acefalía puede ser superada, no con otra votación necesariamente trucha como propone Yasky, sino mediante un congreso de delegados exclusivamente de las organizaciones sindicales. Un congreso de delegados electos en asambleas de todos sus gremios para establecer un programa y un plan de lucha por el 82% móvil, por la reapertura de las paritarias, por el reconocimiento de la CTA y por la derogación de Ley de Asociaciones.

Néstor Pitrola

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