Scioli le ata las manos a todos los bonaerenses
Scioli se lanzó a buscar fondos en el exterior. Su intención es colocar una bono de 500 millones de dólares. Para ello, el ministro de Economía de la provincia viene manteniendo reuniones con inversores y banqueros de las principales plazas financieras.
Este nuevo endeudamiento se suma a otra solicitud similar por 1.600 millones de pesos que acaba de lograr media sanción en la Legislatura bonaerense. Esta cadena es una confesión más sobre la asfixia en que se encuentran las finanzas públicas provinciales. Distintas estimaciones señalan que "el déficit fiscal bonaerense rondaría los 10.000 millones de dólares" (Clarín, 22/9). La refinanciación de la deuda que le concedió el gobierno nacional (la cual fue exhibida como una panacea) no ha logrado sacar a la provincia de su estrangulamiento. Ni siquiera ha sido suficiente para revertir la situación el aumento de la recaudación como resultado de la recuperación de la economía.
El "desendeudamiento" de la provincia no ha servido tampoco, como dijeron, para acceder al mercado de crédito a tasas más bajas, de un dígito. "Se estima que para un bono a 10 años, ley de Nueva York, Buenos Aires se vería obligado a pagar una tasa menor al 12 por ciento anual".(ídem) Es decir, el reconocimiento sin vueltas de una provincia en default.
En resumen, estamos en vísperas de un nuevo ciclo de hipotecamiento de la provincia. Scioli se ha subido también a todo esta nueva espiral especulativa que viene siendo fogoneado desde el Estado nacional. Obviamente, con una provincia quebrada, la garantía que puede ofrecer Scioli a los inversores es la recaudación en curso. Esto es lo que explica que el espectacular aumento que ésta ha tenido este último año, que supera el 30 por ciento, tenga como contrapartida un congelamiento de los salarios y de otras partidas sociales. El gobierno se niega a ajustar los sueldos de docentes y estatales pese a su marcada desactualización que sufren como resultado del ritmo de la carestía. Asistimos también a una paralización de las obras públicas y un deterioro de hospitales y de escuelas, aun en lo que se refiere a insumos para su funcionamiento cotidiano. El superávit tiene que ser reservado a los compromisos con los tenedores de la deuda publica. Esto nos brinda un anticipo del presupuesto de 2011, donde esta política de austeridad pretende ser profundizada, en primer lugar en lo que respecta a la masa salarial que se prevé para el año que viene.
Importa señalar que esta política de endeudamiento tiene el apoyo de la UCR y también del GEN de Margarita Stolbizer, una de las fuerzas que Proyecto Sur pretende agenciar como aliada en una coalición común en las próximas elecciones. Ambos partidos votaron favorablemente el proyecto de endeudamiento de la Cámara de diputados. A cambio de ello, los intendentes, ligados a esas fuerzas, recibieron su tajada en el reparto.
Hay otra salida.
Los recursos no hay que buscarlos afuera, sino que están dentro de la provincia. Scioli arrugó una vez más en su anuncio (meses atrás) de revisar el inmobiliario rural. Bastó que las patronales del campo insinuaran una protesta para que el ex motonauta metiera violín en bolsa, precisamente cuando asistimos a una cosecha record, a un aumento de los rendimientos agrícolas y del precio y la renta de la tierra, así como que la provincia concentra, de un modo general, el 40 por ciento del PBI nacional, con lo cual un gravamen extraordinario al capital radicado en su territorio permitiría contar con los recursos para privilegiar las necesidades populares y poner en marcha un plan de obras públicas e industrialización de la provincia.
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