lunes, 8 de agosto de 2011

Avanza la crisis del PJ bonaerense

Aunque Scioli no le haga asco a nada

El golpazo a Filmus en la Capital, la escisión del peronismo santafesino y el desplante de De la Sota al kirchnerismo, sin duda se han llevado toda la plana. Pero la crisis del PJ bonaerense avanza en el mismo camino.
El viejo distrito de General Sarmiento se ha transformado en un tembladeral para el kirchnerismo. En Malvinas Argentinas, Cariglino, el rey del oportunismo pejotista que consagró los slogans "Menem, Cariglino y la Gente", "Duhalde, Cariglino y la Gente", "Kirchner, Cariglino y la Gente", ha tenido una regresión de su olfato que lo llevó a pasarse a Duhalde. En San Miguel ocurrió lo mismo con el carapintada Aldo Rico, que luego de un fugaz paso por el kirchnerismo, cerró con Duhalde y disputa de igual a igual el distrito con el actual intendente K.
Mientras tanto, en José C. Paz -el distrito Nº 198 entre los 200 más pobres del país-, Mario Ishii enfrenta a Scioli en la interna como candidato a gobernador, en la que muchos consideran una maniobra para recolectar a los kirchneristas descontentos que se han anotado, efectivamente, en buena parte de la provincia. El punto es saber cuánto se mantendrán dentro de esa lista y del Frente para la Victoria esos punteros descontentos.
En resumen, tres distritos que suman 900 mil habitantes son un problema para la lista de Scioli y, de ellos, los 600 mil que suman San Miguel y Malvinas, con seguridad también para Cristina Kirchner.
En La Matanza se está produciendo una sangría del viejo ballestrinismo hacia Duhalde y De Narváez. En primer lugar se ha desatado una guerra del intendente Espinoza con el empresario de la carne Ricardo Bruzzese, que disputa en las internas del 14 de agosto, pero funcionarios de importancia como el presidente del Concejo Deliberante, Daniel Castro -viejo puntero del ballestrinismo-, desplazados, empiezan a "dialogar" con el duhaldismo y el denarvaísmo.
Duhalde presenta en La Matanza cuatro listas a las internas del 14 de agosto, pero el "referente" es Julio Ledesma, el burócrata del Sindicato de Comercio de La Matanza, el primero que acompañó a Kirchner en 2002. Es decir que una fracción de la Federación que comanda Cavalieri está jugando abiertamente para el duhaldismo.
Scioli ha logrado un alivio en La Matanza al desmontar la lista de Miguel Saredi, de Pampa Sur, que llevaba en sus listas a Luis Velásquez, un burócrata camionero con apoyo de Moyano. A cambio de levantarle la mano a Moyano en un reciente acto de inauguración de un sanatorio, Scioli logró el vaciamiento de la lista del representante del capital agrario, que competía directamente en la interna del FpV con el candidato oficial. En todos los distritos se verifican internas de este tipo, como la del empresario de la carne Vera que compite en Moreno con Mariano West -ministro de Trabajo de Felipe Solá en tiempos de Duhalde presidente.
Estas peleas, en el pasado, en primer lugar ocurrían dentro del peronismo y se arreglaban con el dedo del jefe provincial o nacional. Hoy, los punteros están en cuatro listas, tres de ellas afuera del PJ-FpV -hay que contar a Rodríguez Saá- y dentro de todas ellas hay verdaderas guerras de camarillas, incluido o especialmente en el Frente para la Victoria.
Las internas, como hemos visto en Santa Fe, sirven a los realineamientos de fuerzas, de manera que, después de agosto, habrá que ver la ubicación de todos, especialmente del duhaldismo; nada garantiza que los "heridos" de la interna del FpV no jueguen como en Santa Fe, con el duhaldismo, según soplen los vientos de la elección presidencial. No hay democratización posible del PJ: las internas son un vehículo de la crisis y de su agravamiento.
Scioli, astuto, salió a prenderse en la ola flirteando con Del Sel (por lo tanto, con el duhaldismo) y a apoyar abiertamente a De la Sota, hasta hoy enfrentado a Cristina Kirchner en las listas locales. De manera que al kirchnerismo lo están cercando por fuera y por dentro.
Puede volver a darse la situación de una dependencia de Cristina de los votos de Scioli y no al revés, si él logra retener al descompuesto aparato de punteros de los barones del conurbano. Pero las explosivas contradicciones estallarán más temprano que tarde.
Scioli tiene una dependencia del poder central directamente proporcional a la quiebra de la provincia, endeudada ya en 14 mil millones de dólares y tomando deuda a tasas superiores al 12% en dólares -cercanas a las que llevaron a la crisis de las reservas y al saqueo de la Anses, cuando se tomó deuda con Venezuela en la crisis de 2009. Está recortando el gasto social, y los sueldos estatales son bajísimos. El programa Argentina Trabaja, con 100 mil puestos en la provincia, ha ejecutado sólo el 23% de lo previsto para el año en el primer semestre. Los gremios estatales preparan un pedido de reapertura de paritarias luego de las vacaciones de invierno y de las internas de agosto -incluidos gremios kirchneristas como el Suteba.
La situación de viviendas no es mejor que la de Jujuy. Scioli desplegó la Gendarmería en buena medida para custodiar predios acaparados y destinados a la especulación inmobiliaria, en un conurbano que es un polvorín, con órdenes de desalojo y de enorme tensión ahora mismo -como la que se vive en el barrio El Triunfo, en Esteban Echeverría, uno de los centenares de asentamientos de la provincia.
La izquierda peronista está de capa caída. El secretario de Juventudes de la provincia, el "cámpora" Santiago Carreras, dijo en la última reunión de la agrupación con Scioli que la "asignatura pendiente en la provincia es el esclarecimiento de la desaparición de Jorge Julio López, el cese de la criminalización de la pobreza y de la protesta social". Pero van por mal camino con el gobernador; Scioli es Barrionuevo. Ahora mismo es parte de la conspiración interna del peronismo, sea por adentro o por afuera del FpV. El gobernador, como consecuencia del golpe de Santa Fe, ha salido a disputar el voto del capital agrario, liberando exportación de trigo, aunque aumente el pan todavía más: salió a disputar la burguesía opositora, no a apoyarse en los trabajadores, aunque les duela a los "evita", los "cámpora" y a toda la izquierda kirchnerista que había descubierto la "lealtad" de Scioli.
Tenemos la gran tarea de explicar y explicar que para quebrar a la derecha y a la burocracia sindical el voto útil es a la Lista 135 del Frente de Izquierda.

Néstor Pitrola

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