Para
fingida sorpresa del gobierno de Scioli, la suscripción de bonos
lanzada para recaudar 50 millones de dólares cuadruplicó su objetivo
inicial: obtuvo 200 millones. La operación, contemporánea a la caída de
la Ministra de Educación y a la subida de la superajustadora Nora De
Lucía, fue interpretada como un oxígeno a la cascoteada administración
del pretendiente presidencial para 2015.
Pero el “alivio” a los padecimientos de
los bonaerenses, quienes no saben si cobrarán el aguinaldo en diciembre,
tiene un costo que parece transformar al remedio en algo peor que la
enfermedad. Los bonos fueron suscriptos en dólares a un año y con una
tasa de interés del 9%. O sea que, al cabo de un año, la provincia
pagará esa tasa sobre el importe que resulte del cambio oficial a esa
fecha. Ahora bien, el dólar a futuro a un año de plazo cotizó, el día de
la suscripción de los bonos, a $5,63. Si a ese valor se le aplica la
tasa del 9%, los que pusieron el dinero ahora para la compra de este
bono obtendrían un dólar equivalente de $6,25.
Medidos en pesos, los más de 900
millones pagarán una tasa del 32,5%, si el dólar evoluciona al ritmo que
hoy prevé el mercado de futuros. Eso explica la avalancha de
suscriptores. En medio de las restricciones a la compra de dólares, el
Bono Scioli abrió un jugoso filón especulativo.
Ninguna provincia puede pagar semejante
tasa, menos aún para gastos corrientes -como son los que necesita la
administración de Scioli. Tengamos en cuenta que la recaudación de la
provincia aumentó un 20% en junio y un 25% en julio respecto del año
anterior, después del impuestazo de mayo -en ambos casos por debajo de
la inflación y muy por debajo de la tasa potencial del nuevo crédito.
La única vía para licuar semejante deuda
es un salto inflacionario de características drásticas, que aumente la
recaudación y permita afrontar los intereses y el capital del
endeudamiento. Claro está que esto sucederá junto a una evolución muy
inferior de los salarios de los estatales de la provincia.
De la crisis del aguinaldo, Scioli salió
con un crédito de la Anses y otra suscripción de deuda con respaldo de
coparticipación federal. Antes de ello, emitió bonos forzozos a
distintos acreedores -entre ellos, 400 millones de pesos a los
proveedores de comedores escolares. Toda esta deuda se suma a los 14 mil
millones de dólares que la provincia debía al momento de la aprobación
del actual presupuesto, que hoy tiene un agujero creciente por la caída
de la recaudación en términos reales.
El ajuste contra los docentes, el
segundo impuestazo del año en ingresos brutos previsto para fin de año,
la paralización de obras de salud, el corte de subsidios a la educación
privada (el cual deriva en aumentos de cuotas), los bonos a proveedores
de comedores escolares son algunas de las consecuencias de la “salida”
que ensaya Scioli mediante el endeudamiento.
El enfrentamiento Cristina-Scioli tiene
como telón de fondo esta crisis fiscal formidable, que no resolverá ni
la más completa subordinación del gobernador al ajuste K. Se acrecienta
una disyuntiva de fondo, la cual supera por completo los términos de la
falsa polarización Mariotto-Scioli: si la crisis la pagan los
capitalistas o los trabajadores. Desde esa perspectiva, planteamos la
lucha de los trabajadores y su fusión con la izquierda revolucionaria
como alternativa política de los explotados.
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