La lucha por el control de la
policía es una de las cuestiones que atraviesan la crisis abierta entre
el gobierno nacional y Scioli. Montada, como pretexto, en los
recurrentes actos delictivos por parte de bandas comandadas por la
Bonaerense, Cristina ha salido a fogonear las policías municipales bajo
la jefatura de los intendentes.
No le faltan espadachines. Uno de los
más destacados es el miembro “garantista” de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, Raúl Zaffaroni, quien defendió este punto de
vista en un acto de homenaje a Miguel Bru en la facultad de periodismo
de La Plata. Los intendentes -dijo- “deben tener el mismo poder sobre la
policía que un gobernador”, porque “el inconveniente grave que tiene la
provincia es que tiene sesenta mil efectivos y eso es muy dificilmente
controlable”. Al mismo tiempo, el diario Varela al día destacó que los
“intendentes presionan a Scioli por recortes de poder a la policía”.
Según el mismo diario, coinciden en ese planteo el sabatellismo, a
través de Marcelo Sain (ex secretario de Planificación del ministerio de
Seguridad de la provincia), y los intendentes pesados del Gran Buenos
Aires.
Si así sucediera, los jefes policiales
serían nombrados por los intendentes y recibirían sus órdenes. El
sciolismo se opone, por el poder de fuego que esto supone a favor de los
intendentes en la puja entre el gobierno nacional y el provincial. A su
turno Otacehé, el intendente de Merlo (conocido por la represión a las
luchas estudiantiles y obreras, así como por la persecución a sus
opositores), realizó un acto en su municipio, acompañado por otros
intendentes, para reclamar la reforma de la constitución provincial con
el objeto de que los municipios obtengan más autonomía y, en
consecuencia, recursos para afrontar “todos los problemas”. Estamos
asistiendo a una puja de orden financiero en medio de una crisis fiscal
mayúscula, que es causa y consecuencia de una crisis política de
proporciones en la provincia de Buenos Aires. En esa crisis, el gobierno
nacional está actuando a través de una parte importante de los
intendentes, los que a su vez promueven la reelección de Cristina.
Como en la Metropolitana de Macri con la
banda del ‘Fino’ Palacios, el personal de las nuevas policías
municipales será conchabado entre policías bonaerenses desplazados y no
desplazados que cambian de camiseta, pero que constituyen el núcleo del
problema de la inseguridad.
El “progresismo sabatellista” muestra a
cada paso su hilacha reaccionaria. Del voto a la ley antiterrorista ha
pasado a apoyar a los zares del conurbano y su proyecto de policías
municipales que dotará a las patotas de los municipios de herramientas
para combatir la lucha de los trabajadores y a la vanguardia obrera
creciente. Ya hay secciones enteras de la Bonaerense que actúan de este
modo, como hemos visto reiteradamente en Merlo o en San Miguel.
La solución a la inseguridad no pasa por
la municipalización de este brazo protector del delito, sino por el
desmantelamiento de todo el aparato represivo, amparado por las mafias
del PJ -las que justamente tienen su base en los municipios.
Roberto Gellert
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