El intendente de Merlo, Raúl Othacehé, se ha dedicado
enfáticamente en estas últimas semanas a refutar la versión del diario Clarín
que afirma que “Othacehé puso cuatro listas con gente propia en la primaria del
Frente Renovador”. Su empeño en desmentir a la “Corpo” no hace más que
confirmar que el intendente puso huevos en todas las canastas: todas las listas
del PJ, incluidas las del massismo, llevan a nivel local gente de Othacehé.
Esto le garantiza, con independencia de los resultados electorales generales,
un Concejo Deliberante adicto y afín a su política totalitaria.
Su estrategia no deja de expresar una crisis de fondo.
En las últimas elecciones, ni el más aceitado aparato de punteros y patotas
pudo evitar el corte de boletas a nivel local. Esta expresión de repudio a
Othacehé, parcialmente contenida en sus resultados, es una tendencia en ascenso
que plantea todo un desafió para nosotros, la izquierda.
El sabbatellismo, por su parte, ha claudicado en su
disputa con Othacehé. La amenaza del intendente de irse con Massa habría sido
la razón por la cual Sabbatella bajó las listas en Merlo. De tal suerte que,
para evitar el hundimiento del “proyecto nacional y popular”, los Unidos y
Organizados terminan apoyando a filo fascistas que gobiernan con la patota.
Pero no es sólo el apoyo implícito, también el
sabbatellismo se ha integrado al othacehismo en las listas del FpV: en la lista
de diputados nacionales, van mancomunados Mónica Arnaldi de Othacehé (la esposa
del intendente) y el sabbatellista Adrián Grana. La lista de senadores
provinciales la encabeza un “pollo” de Othacehé, Alejandro Urdampilleta,
mientras que el tercer lugar lo ocupa Mónica Macha, esposa de Sabbatella.
Hace rato que el creciente vacío político del
kirchnerismo lo ha llevado a recalar en los sectores más reaccionarios del
rejunte K, como Gildo Insfrán o Gerardo Martínez. Pero ningún progresista se
puede dar por sorprendido, ya que fue el mismísimo Néstor Kirchner, allá por
2003, quien dejó pagando a frepasistas y radicales, desencantados de la
Alianza, que habían impulsado su campaña para abrazarse al siempre seguro
aparato de Othacehé. De 2007 al presente, el único camino que ha recorrido
Nuevo Encuentro es el de la disolución como “espacio” y su creciente
integración al kirchnerismo: a los Ishii, los Curto y los Othacehé.
Analía
Pascual
Othacehé miente, Sabbatella claudica ¿Unidos y organizados?
El intendente de Merlo, Raúl
Othacehé, se ha dedicado enfáticamente en estas últimas semanas a
refutar la versión del diario Clarín que afirma que “Othacehé puso
cuatro listas con gente propia en la primaria del Frente Renovador”. Su
empeño en desmentir a la “Corpo” no hace más que confirmar que el
intendente puso huevos en todas las canastas: todas las listas del PJ,
incluidas las del massismo, llevan a nivel local gente de Othacehé. Esto
le garantiza, con independencia de los resultados electorales
generales, un Concejo Deliberante adicto y afín a su política
totalitaria.
Su estrategia no deja de expresar una
crisis de fondo. En las últimas elecciones, ni el más aceitado aparato
de punteros y patotas pudo evitar el corte de boletas a nivel local.
Esta expresión de repudio a Othacehé, parcialmente contenida en sus
resultados, es una tendencia en ascenso que plantea todo un desafió para
nosotros, la izquierda.
El sabbatellismo, por su parte, ha
claudicado en su disputa con Othacehé. La amenaza del intendente de irse
con Massa habría sido la razón por la cual Sabbatella bajó las listas
en Merlo. De tal suerte que, para evitar el hundimiento del “proyecto
nacional y popular”, los Unidos y Organizados terminan apoyando a filo
fascistas que gobiernan con la patota.
Pero no es sólo el apoyo implícito,
también el sabbatellismo se ha integrado al othacehismo en las listas
del FpV: en la lista de diputados nacionales, van mancomunados Mónica
Arnaldi de Othacehé (la esposa del intendente) y el sabbatellista Adrián
Grana. La lista de senadores provinciales la encabeza un “pollo” de
Othacehé, Alejandro Urdampilleta, mientras que el tercer lugar lo ocupa
Mónica Macha, esposa de Sabbatella.
Hace rato que el creciente vacío
político del kirchnerismo lo ha llevado a recalar en los sectores más
reaccionarios del rejunte K, como Gildo Insfrán o Gerardo Martínez. Pero
ningún progresista se puede dar por sorprendido, ya que fue el
mismísimo Néstor Kirchner, allá por 2003, quien dejó pagando a
frepasistas y radicales, desencantados de la Alianza, que habían
impulsado su campaña para abrazarse al siempre seguro aparato de
Othacehé. De 2007 al presente, el único camino que ha recorrido Nuevo
Encuentro es el de la disolución como “espacio” y su creciente
integración al kirchnerismo: a los Ishii, los Curto y los Othacehé.
Analía Pascual
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El intendente de Merlo, Raúl
Othacehé, se ha dedicado enfáticamente en estas últimas semanas a
refutar la versión del diario Clarín que afirma que “Othacehé puso
cuatro listas con gente propia en la primaria del Frente Renovador”. Su
empeño en desmentir a la “Corpo” no hace más que confirmar que el
intendente puso huevos en todas las canastas: todas las listas del PJ,
incluidas las del massismo, llevan a nivel local gente de Othacehé. Esto
le garantiza, con independencia de los resultados electorales
generales, un Concejo Deliberante adicto y afín a su política
totalitaria.
Su estrategia no deja de expresar una
crisis de fondo. En las últimas elecciones, ni el más aceitado aparato
de punteros y patotas pudo evitar el corte de boletas a nivel local.
Esta expresión de repudio a Othacehé, parcialmente contenida en sus
resultados, es una tendencia en ascenso que plantea todo un desafió para
nosotros, la izquierda.
El sabbatellismo, por su parte, ha
claudicado en su disputa con Othacehé. La amenaza del intendente de irse
con Massa habría sido la razón por la cual Sabbatella bajó las listas
en Merlo. De tal suerte que, para evitar el hundimiento del “proyecto
nacional y popular”, los Unidos y Organizados terminan apoyando a filo
fascistas que gobiernan con la patota.
Pero no es sólo el apoyo implícito,
también el sabbatellismo se ha integrado al othacehismo en las listas
del FpV: en la lista de diputados nacionales, van mancomunados Mónica
Arnaldi de Othacehé (la esposa del intendente) y el sabbatellista Adrián
Grana. La lista de senadores provinciales la encabeza un “pollo” de
Othacehé, Alejandro Urdampilleta, mientras que el tercer lugar lo ocupa
Mónica Macha, esposa de Sabbatella.
Hace rato que el creciente vacío
político del kirchnerismo lo ha llevado a recalar en los sectores más
reaccionarios del rejunte K, como Gildo Insfrán o Gerardo Martínez. Pero
ningún progresista se puede dar por sorprendido, ya que fue el
mismísimo Néstor Kirchner, allá por 2003, quien dejó pagando a
frepasistas y radicales, desencantados de la Alianza, que habían
impulsado su campaña para abrazarse al siempre seguro aparato de
Othacehé. De 2007 al presente, el único camino que ha recorrido Nuevo
Encuentro es el de la disolución como “espacio” y su creciente
integración al kirchnerismo: a los Ishii, los Curto y los Othacehé.
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